Y finalmente llegó la hora de volver a la Tierra del Sol y
del Vino. Mendoza capital, Luján de Cuyo, y el Aconcagua quedarán para otra
visita. Nuestro destino es San Rafael. Con precio accesible y en cómodas cuotas
teníamos -a través del área de turismo de SUTEBA- seis días y cinco noches en
las Cabañas Villa Maríaflorales.
En el kilómetro 665 de la RN 144 se encuentra este complejo
turístico, a medio camino del centro de San Rafael y el Valle Grande. Cuenta
con cómodas cabañas para dos, cuatro y más personas. Hay un comedor donde nos
preparaban unas ricas cenas ya incluídas en el paquete. Y además de quincho y
parrillas, tiene una piscina para refrescarse y tomar sol.
A media hora de auto por la RP 173 está el Valle Grande. Desde
unos 10 km. antes del dique comienza la sucesión de ofertas de turismo aventura
(rafting, cool river, kayaks, doki, tirolesa y otras). Elegimos SaintJoseph-Amauta Pacha, ya que allí una vez realizada una actividad te podés
quedar todo el día y disfrutar de las amenidades del lugar. La experiencia de
rafting fue divertida. Éramos seis personas más el instructor, y recorrimos un
buen tramo del Río Atuel a lo largo de sus rápidos. También nos pudimos tirar
al agua en una parte tranquila del recorrido (escribir esto me hace recordar la
frescura del agua y me dan ganas de estar ahí). Ese mismo día intentamos el
Cool River. Esto ya no resultó tan divertido. Te dan un gomón, del tamaño de un
almohadón, del que te agarrás y tenés que hacer el mismo recorrido agarrado de
ese adminículo y pataleando. La actividad requiere esfuerzo físico y algo de
destreza en el agua. Laura la venía llevando bien, pero yo no lograba
mantenerme en la trayectoria que nos indicaba el joven guía. A tal punto, que a
mitad de recorrido dio por terminada la actividad ya que según él se estaba
tornando peligrosa para mi integridad física. Me fui del lugar con un sabor
agridulce. Por un lado, había disfrutado el rafting, pero claro, ahí era más
bien el instructor el que guiaba el gomón mientras nos indicaba cómo remar. Por
otra parte, patalear en un río de aguas frías sin poder mantener la trayectoria
y tratando de esquivar piedras y que el instructor te saque del agua es algo
bastante embarazoso. Pero como soy caprichoso, volvimos a los dos días, le
conté mi experiencia a otro de los instructores y le dije que sea un poquito
más paciente que el primero y nos haga completar el recorrido. Esta vez, con
mucha paciencia nuestra, pero más del instructor, lo logramos. Lo logramos,
disfrutar es otra cosa.
La semana iba pasando con días soleados. Mucha pileta y
paseos. Recorrimos los veintipico de kilómetros del cañón del Atuel, un
serpenteante ripio entre el dique del Valle Grande y la represa el Nihuil.
Apenas vi esa obra de ingeniería me dije para mí mismo: “esto, seguro, lo hizo
Perón”. Cosa que comprobé luego en Wikipedia. Era impresionante el viento en El
Nihuil. Volvimos a San Rafael por la RP 180.
Otro día visitamos Los Reyunos, otro lugar de impresionante
belleza. Allí hice -ante la insistencia de Laura- tirobangee, que es tirolesa,
pero atado como para banjee jumping. La onda es cruzar el lago colgado a… no sé,
200 ó 300 metros de altura. Se tiró Laura, perfecto; se tiraron unas pibitas,
perfecto. Me tiré yo y faltando 15 metros me freno. Dicen que porque cambió el
viento. Yo no sé por qué, pero colgado ahí mientras me venían a rescatar tuve
tiempo de mascullar dos, tres y más puteadas. Quién me manda. Para peor, Laura
diciendo que tuve suerte, que ojalá a ella le hubiera pasado de quedarse
colgada ahí.
La semana en San Rafael fue grandiosa: excelente la atención
en las Cabañas Villa Maríaflorales, los paseos por la hermosa geografía del
lugar, la visita a Bodegas Bianchi, a la Villa 25 de Mayo, al Laberinto de
Borges, a la ciudad. La semana siguiente estaríamos en Las Leñas, pero hay un
pequeño detalle que no la hacía prometedora, estábamos en pleno enero.