Hoy, viendo las tapas de los diarios, me llama la atención la oposición semántica entre dos titulares. Uno de Ámbito Financiero: Aceptó Club de París plan de pago argentino; el otro de Clarín: El Club de París dijo que aún no hay negociación con la Argentina.
Entro a cada una de las notas interiores: La Argentina y el Club de París abren negociación hasta el 25 de marzo, firmada por Carlos Burgueño; y Un costoso paso en falso de Kicillof, de Alcadio Oña. No nos vamos a poner a analizar acá el contenido de las mismas, pero sí señalar que el tono de la pluma de Oña tiene mucho veneno. El tipo hace un esfuerzo terrible por mantener los estándares, pero si hilás fino lo que dice en concreto es lo siguiente:
La alta metida de gamba de Kichilof
La mina
que da la cara en el Club de París bajó al toque lo que había dicho el
ministro.
Se la cantaron de una,
nos vemos en Disney. La mina que pone la jeta por el Club de París, la Clotilde
Lanyevín, lo dijo de una y corte que los
ubicó a todos: “ni ahí que arrancaron los chamuyos con Argentina, tan
rápido vamos a responder.”
A la mierda con las
expectativas que había generado el Axel el martes. Ninguna charla, ¿estamos
todos locos? Es más, las prendió fuego.
Por la que tiró la mina
tan al toque, es obvio que el Club de París quiso cortar de una cualquier confusión. La culpa no es de ellos,
es del Gobierno, que había armado un circo bárbaro con 678 haciéndole la
segunda.
Tan así, que un par de
pintas de adentro nos pasaban la data que el martes se iba a anunciar un
acuerdo. Cualquiera, no tenían ni idea con quién se metían, los locos estos
están con Estados Unidos, Alemania, los ponjas y los ingleses, ésta se la van a
dejar servida al kirnerismo.
Era cantado que si todo
era espuma para cambiar la onda en la economía acá le iban a pinchar el globo
de una.
Esta gente está hace 57
años ya, y arrancaron justo para una maniobra con la deuda argentina, no son un
par de banquitos, eh, son una banda de países que quieren recuperar la teca que
ponen por todos lados. Armaron toda una historieta con el FMI y el Banco Mundial,
y ya se empernaron banda de países. Mirá si este salame los va a pasar así
nomás.
El tema no es el apuro
del Gobierno por tirar una buena, sino que cuando meten la gamba la terminamos garpando nosotros.
Los que sí zafan son los
pillos de siempre, los que la tienen clara con la timba esa de la economía.
Ayer, en un día, al Banco Central se le escapó la tortuga y el dólar blue pasó
los 12 mangos.
“¿Tan fácil se pensaban
que iba a ser negociar con el Club de París?”, decía uno que la tiene clara, “¿tanto
se la iba a creer Axel Kichilof?”, se preguntaba cagándose de la risa.
Seguro que el ministro se
la cree, y además es un gil. Nunca se había medido con chavones tan bien
garpados que la tienen tan clara, no tenía ni idea de donde estaba.
Obvio que viajó porque lo
mandó la Presidenta, y con un par de intenciones más. Una, borrar a Lorenzino, por celos, ambición o porque Cristina no le
tiene confianza.
En la época de Budú en
Economía, Lorenzino se había juntado unos pares de veces con la gente esta de
París. Capaz que ahora servía, pero no, las broncas pudieron más.
Lo que sí estuvo a full
es las ganas de Kichilof de copar todo, como ser negociar él sólo todo lo que
tenga que ver con la economía y con el Club de París. Aunque tenga que arrancar
de cero.
Pero si nos llevamos por
los resultados, acá y allá, arrancó para el orto. Por cómo reaccionó el
organismo te dan a entender que no les cabió los humos de profe de economía de
Kichilof, y menos que menos que descarte al FMI, que está siempre en los chamuyos por la deuda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario