martes, 14 de febrero de 2017

Valparaíso

Hay algunos lugares con los que uno conecta en seguida. Me pasó en Potosí, en Montevideo. Me pasó manejando de Porto Alegre a Uruguaiana, cruzaba el sur de Brasil y sentía que cabalgaba nuestra Pampa. Y me pasó -ya van dos veces- en Valparaíso. Soy porteño, del gran puerto del estuario del Plata, y siento a Valparaíso como un puerto espejo de Buenos Aires, allá lejos en el poniente y con tanta personalidad como Buenos Aires.






Dos veces pisé Valparaíso, en ambos casos estuve apenas unas horas, pero no importa porque el amor a primera vista existe. En el no tan lejano 2010 estuve en su centro histórico, ascendí en funicular, y comí congrio en el Mercado Cardonal



















En esta ocasión, fuimos directo a La Sebastiana, la casa que el poeta Pablo Neruda tenía en Valparaíso. Una casa colgada en uno de los cerros con una vista espectacular de la bahía y del resto de la ciudad. La visita a la casa vale la pena, ya que en sus cuatro plantas uno revive la vida del poeta y conoce parte de la historia de Chile. A la salida de La Sebastiana y tras la obligada sesión de fotos y compras de recuerdos en los puestos aledaños, nos dirigimos al Mercado Cardonal, donde saboreé un potente caldillo de congrio, que era justamente la comida favorita de Pablo Neruda.




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