domingo, 4 de febrero de 2007

Crónica de un viaje

Cuando finalmente pude cruzar, Martín ya había sacado los pasajes. A Potosí cuesta entre 20 y 30 Bs. El sacó de 40 porque era un coche semicama y por lo que le habían mostrado en una foto, era un doble piso bastante comfortable. Buenísima, dijimos, es un viaje largo por ruta de ripio, mejor en un coche como la gente.
Ya en el NOA, varias personas que anduvieron por Bolivia me habían comentado que el transporte ahí era desastroso. Que los micros salían tarde, que se rompían en el camino, que sobrevendían pasajes, que subían las cholas con los bebés y hasta con gallinas. Bueno, nos pasaron todas, sólo faltaron las gallinas.
El micro tenía que salir 19:30 hora de Bolivia, eran las nueve casi, el movimiento de la terminal se apagaba y El Chicheño, la empresa en que viajaríamos, no aparecía. En cambio aparece un coche de la empresa El Boquerón bastante viejo. Se baja uno del micro a los gritos: "¡Remplazo del chicheño! ¡El Chicheño, el Chicheño, por acá!"
Subir fue tremendo, todos al mismo tiempo queriendo entrar. Una vez adentro, nadie había respetado sus asientos. Nosotros teníamos asientos en la planta baja el doble piso así que nos dijeron que viajaríamos parados. A discutir a la oficina un rato y nos dieron dos asientos, algo es algo, así que dijimos que nos turnaríamos. Ya arriba, Ewa se acomodó en el piso y nos dejó los asientos a nosotros.
Arrancamos 9 y pico. A la hora y media se queda el micro. Bajan el chofer y su acompañante y empiezan a los martillazos abajo del micro. Dos horas parados. ¡¡Era el cardan y lo arreglaron a los martillazos!! No nos olvidemos que la ruta es de ripio y con curvas y contracurvas entre las montañas. Así que a cortar clavos.
Un chileno que viajaba nos empezó a enroscar a todos para que no sigamos. Al principio no le di mucha bola porque por lo que me habían contado esto era común. Aparte no recuerdo haber leído noticias sobre accientes en esta ruta de Bolivia. Pero cuando los que se empezaron a quejar eran los bolivianos que viajaban siempre, me entré a preocupar.
Ni bien pasamos Tupiza, pinchamos una rueda. Gomería y otra horita en el medio de la nada. La gente cada vez más amotinada. La pareja chilena y una pareja argentina decidieron no seguir, el chofer no les quería dar las mochilas. Les decía que no se preocuparan que íbamos a llegar bien si íbamos despacio. Una de las pibas se colgó el micro y no lo dejó arrancar hasta que no les diera la mochila. Los demás no sabíamos que hacer. Tampoco daba quedarse en medio de la ruta a 2km de Tupiza. Se bajaron ellos cuatro y seguimos, pero arriba el ambiente estaba caldeado. Algunos le pedían al chofer que volviera para Tupiza y nos mandaran otro micro. El chofer no quería saber nada, le dio para adelante. Por suerte a unas cuadras está la policía de tránsito que para a todos los micros y ahí aprovechamos y les dijimos en las condiciones que estábamos viajando. Le ordenaron al chofer volver a Tupiza y que un mecánico decida si el viaje se podía seguir.
En la terminal jamás apareció el mecánico. La policía dijo que los que querían seguir suban y los que no esperáramos hasta las 8:00 que era cuando arrancaba la terminal. Nosotros nos quedamos con la mitad que tomaría otro micro. Nos devolvieron 30Bs porque hasta Tupiza salía 10.
En medio de todo este caos se puede rescatar que se formó una camaradería entre un grupo de argentinos, bolivianos, chilenos y un colombiano.
Tomamos un micro a las 9 de la mañana y llegamos sin problemas a Potosí entre las 7 y 8 de la tarde.

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