La historia ya es conocida. A finales de mayo de 1970 un grupo de jóvenes secuestra a Aramburu, lo lleva a Timote, un pueblito a 500 km. de la ciudad de Buenos Aires, lo someten a un juicio revolucionario y al tercer día lo matan. El grupo de jóvenes es la organización peronista Montoneros. Aramburu, el general que sacó a Perón, que ordenó los fusilamientos de Valle y de los compañeros de José León Suárez, el que escamoteó el cadáver de Evita al pueblo peronista.
El autor imagina los diálogos que acontecen durante esos tres días, elige la ficción, dice, porque no permite el juicio. Descarta las versiones existentes, la de Firmenich es descartada de plano. Los tres días que van desde el secuestro hasta la muerte de Aramburu funcionan como una puesta en abismo de los últimos 65 años de historia argentina. Allí se exploran los años felices del primer peronismo, cómo esas políticas molestaban a las clases dominantes, los años de resistencia peronista, la alternancia de gobiernos militares y civiles con el peronismo proscripto, el caldo de cultivo que fueron esos años para la aparición de jóvenes de familias bien volcados al peronismo. La resignación del establishment con respecto a la imposibilidad de desterrar el peronismo. El intento de traer a Perón como una prenda de reconciliación y transformar al peronismo en un partido de la democracia liberal. Allí se prevén los años violentos por venir, la furia nunca vista hasta entonces del ejército, y el logro también de un partido justicialista domesticado, de saco y corbata.
Sabemos que José Pablo Feinmann tiene una visión particular del peronismo, quién no. Pero también sabemos, fuimos dolorosos testigos, que el partido justicialista fue la herramienta que se utilizó para implantar el neoliberalismo más salvaje que se vio por estos lares. Tampoco ignoramos que es desde el peronismo desde donde se intenta nuevamente levantar las banderas de Perón y Evita, que no son otras que justicia social, independencia económica y soberanía política. La novela se inicia con el relato de la muerte de Fernando Abal Medina, delatado en una pizzería de William Morris por un hombre del pueblo, tres meses después de haber él matado a Aramburu. Después se cuenta el secuestro, juicio y muerte de Aramburu. Se nos cuenta un Abal Medina idealista, una Norma “La Gaby” Arrostito inteligente, la mujer del jefe, pero a la vez la figura maternal de montoneros, y un Firmenich frío, tosco y calculador, que espera un error del jefe para hacerse del liderazgo.
Como se dijo, los diálogos son supuestos, pero la lectura de la novela nos hace recorrer en todas direcciones los últimos 65 años de nuestra historia.
Sabemos que José Pablo Feinmann tiene una visión particular del peronismo, quién no. Pero también sabemos, fuimos dolorosos testigos, que el partido justicialista fue la herramienta que se utilizó para implantar el neoliberalismo más salvaje que se vio por estos lares. Tampoco ignoramos que es desde el peronismo desde donde se intenta nuevamente levantar las banderas de Perón y Evita, que no son otras que justicia social, independencia económica y soberanía política. La novela se inicia con el relato de la muerte de Fernando Abal Medina, delatado en una pizzería de William Morris por un hombre del pueblo, tres meses después de haber él matado a Aramburu. Después se cuenta el secuestro, juicio y muerte de Aramburu. Se nos cuenta un Abal Medina idealista, una Norma “La Gaby” Arrostito inteligente, la mujer del jefe, pero a la vez la figura maternal de montoneros, y un Firmenich frío, tosco y calculador, que espera un error del jefe para hacerse del liderazgo.
Como se dijo, los diálogos son supuestos, pero la lectura de la novela nos hace recorrer en todas direcciones los últimos 65 años de nuestra historia.
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