El fin de semana del Bicentenario escapamos a San Pedro. Nos alojamos en
el Barrancas Hotel, un apart cómodo y accesible. Teníamos viernes, sábado y
domingo.
Lo primero para destacar es el fortuito descubrimiento de un postre de
origen mallorquí, la ensaimada. Y, hete aquí, que San Pedro es la capital
nacional de la ensaimada. Es una masa suave, con grasa de cerdo, que se hornea
en forma espiralada, y luego se rellena con crema o, como corresponde a
nuestras pampas, dulce de leche. Es bien suave, se te desarma en el paladar, y
su sabor es dulce sin llegar a ser empalagoso. Una delicia. En San Pedro se
consiguen en varios lados, pero los dos puntos más importantes son La Ensaimada, Mitre y Boulevard Moreno, y La Perla, a cuadra y media del otro en
Mitre 945. Tanto a Laura y a mí nos gustó más la ensaimada de La Ensaimada. Así
que si andás por San Pedro, además de naranjas, quesos, salamines, y jaleas, no
podés dejar de pasar por ahí y degustar una ensaimada o llevarte algunas para
regalar, te aseguramos que quedás re bien.
Luego visitamos el Buque Museo ARA Comandante General Irigoyen. Estábamos
fuera de horario, pero igual pudimos recorrerlo gracias a la amabilidad del
cuidador. Por la noche cenamos una parrillada en La Querencia, no fue el mejor
asado de mi vida, pero bien.
El sábado, 9 de julio de 2016, a doscientos años de nuestra Declaración
de Independencia, queríamos vivirlo en un lugar donde se respirara orgullo por
nuestra Independencia (todavía no sabíamos que Macri esa misma mañana diría
desde Tucumán que los congresales de 1816 “sentirían angustia de separarse de
España, querido rey”). Así que enfilamos por la mañana al sitio en el que el 20
de noviembre de 1845 se defendió con bravura nuestra soberanía, Vuelta de
Obligado. Allí, aparte de un renovado museo que rescata la memoria de esa
batalla, está emplazado un grandioso monumento inaugurado por Cristina el 20 de
noviembre de 2010. Sobre una gran estrella federal hay una escultura que
simulan las cadenas que bloquearon el paso de la flota anglofrancesa y la
efigie de Juan Manuel de Rosas. Es una visita que vale la pena.
Después de Vuelta de Obligado hicimos una pasada por la localidad de
Gobernador Castro y enganchamos un desfile tradicionalista por el Bicentenario.
Por la tarde, nuevamente a degustar ensaimadas con un café. Y luego visitamos el Museo Histórico Regional “Fray José María Bottaro”. El lugar está bien, aunque tal vez un poco desordenado. Allí se puede ver, entre otras cosas, la pintura original del escudo del Partido de San Pedro, y la bandera de la Confederación Argentina que nos representó en la Batalla de Obligado.
No nos quedaba tiempo para más museos, que los hay bastante, y además –por si fuera poco- Laurita se esguinzó al caer en la vereda rota al salir del Museo Histórico Regional. Visita al hospital de San Pedro para quedarnos tranquilos, y a la farmacia para comprar una venda elástica. El sábado lo terminamos cenando en La Mulita, un restó que está en el Hotel San Pedro Palace. Cenamos bien, pero el tiramisú, según Laura no era tiramisú, sino crema con vainilla si nada de café.
El domingo emprendimos el regreso. Primero, obviamente, pasamos por La
Ensaimada. Luego, camino a Río Tala compramos salamín y queso para una
picadita, y naranjas en almíbar. Paramos a almorzar en una parrilla de Río
Tala, que recomiendo con ganas: Los Abraham. Sistema de parrilla libre, chori,
morci, chinchu, riñón, cordero, pollo, asado, vacío, y si te da el cuero podés
seguir.
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