jueves, 26 de enero de 2017

Nuestros cruces de Los Andes

Cuando en 2010 viajé a Chile y veía la cordillera desde el avión me dije que algún día cruzaría Los Andes en auto. Finalmente, este año pude hacerlo. No una, sino cuatro veces.
El 30 de diciembre de 2016 nos encontrábamos en la ciudad de Mendoza. Habíamos viajado durante catorce horas y la idea era pasar la noche en el Hotel Mayo y cruzar el 31, pero al enterarnos que había entre 6 y 8 horas de espera en el Paso Los Libertadores tras una siesta en la calurosa ciudad, cenamos algo rápido y partimos. Llegamos a las 2:00 am a la aduana chilena vestidos para la playa. Allí, a más de 3000 msnm, la temperatura baja muchísimo. Recién pudimos continuar el viaje a las 8:00 am. Tras bajar las casi treinta curvas de Los Caracoles, en un par de horas estuvimos en Reñaca.




 El sábado 7 de enero entrábamos en las Cabañas Mariaflorales de San Rafael, así que el volvimos a cruzar, no hubo que esperar tanto esta vez. Pudimos ver el lado argentino de día, aunque me pasé de largo el mirador al Aconcagua.





Luego, ya en Malargüe, nos dieron ganas de volver a cruzar, pero esta vez por el Paso Pehuenche. El martes 17, tras visitar la Caverna de las Brujas, encaramos para Las Loicas, donde está la aduana argentina, seguimos por la ruta nacional 145 -que está impecable y tiene unos paisajes hermosos- y volvimos a cruzar. La espera en la aduana chilena fue de una hora y cuarto más o menos. El camino a Talca por la 115 es inmensamente bello. A apenas unos pocos kilómetros de la frontera aparece la Laguna Maule, gigante, azul, imponente. Luego la ruta va costeando el Río Maule que desemboca en otra laguna antes de llegar a un pueblo que se llama San Clemente. Ya a esa altura las montañas dejaron de ser rocosas y ostentan el verde profundo de sus bosques de pinos. Dos horas lleva el viaje desde el cruce a Talca. La ciudad no es gran cosa. Pasamos la noche en el Hostal Pehuenche, y al día siguiente, después de comprar algo de ropa hicimos nuestro cuarto cruce de Los Andes disfrutando de nuevo la belleza de uno y otro lado de la frontera.




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