Netflix revolucionó el entretenimiento. Ahora podemos ser cada uno de
nosotros los Yankelevich, los Suar, nuestros jefes de programación. Mejor aún,
porque programamos lo que queremos ver no para un canal sino para nosotros
mismos, a nuestro gusto e piaccere.
En mi caso, dejé de pasar por el puestito de dvds piratas (de donde vi The Sopranos, Breaking Bad, Game of Thrones,
y unas cuantas películas) y le saco el jugo a Netflix lo más que puedo.
Vikings, Better Call Saul, House of Cards, Black Mirror, Gravity Falls,
Dexter, Stranger Things, Narcos, Mad Men, Marco Polo, y Luther son algunas de las que ya vi. Entre ellas, varias
todavía con temporadas pendientes. Muchas veces la espera se hace larga, pero
siempre hay algo interesante, nuevo o viejo, para ver.
Justamente ahora estoy mirando una serie que muchos de ustedes ya vieron
y están siguiendo la sexta temporada por televisión, pero que yo me decidí a
verla por el revuelo en twitter el día que arrancó la última temporada. Vi
también en un par de días una novedad, una serie de ciencia ficción
sudamericana. Y además estoy enganchado con una de las últimas series que lanzó
Netflix: The OA.
TWD
Empecemos por la que menos me gusta, pero eso de no poder sustraerse –a
veces- de lo masivo me hizo empezar a verla. Vi las primeras tres temporadas de
la serie de los zombies, y si bien me tiene enganchado, tiene varias cosas que
detesto.
Uno: el protagonista, Rick, no se saca la gorra ni en ese mundo que se
fue al carajo. No podés, es infumable. No hay necesidad de andar matando
zombies vestido de cana.
Dos: en mi opinión todo es una gran metáfora de la sociedad
norteamericana que no tolera nada que se desvíe de lo preestablecido y
entonces, desde el miedo reacciona de la forma más violenta posible
Y por último, muestra, como en infinidad de películas y series, el amor,
la adoración que los yanquis sienten por las armas. A nadie se le ocurre buscar
la solución desde la ciencia o de la forma más pacífica posible. Hombres de
toda edad, mujeres y niños, agarran los fierros y andan a los corchazos
sacándose de encima a los caminantes, y si no hay balas unos palazos en la cabeza
o puñaladas que entran por un ojo y salen por la nuca. Una belleza.
The Walking Dead envía
múltiples mensajes, uno más equívoco que el otro.
3%
Esta serie es ciencia ficción, es una trama atrapante, es también el
resultado de la combinación de varios factores: producción millonaria de
Netflix y laburo (actuaciones, guión, dirección) sudamericana.
En la sociedad que se describe, la mayoría de la población vive en un
mundo muy parecido a una gran favela. Al cumplir 20 años, los jóvenes son
convocados a una serie de pruebas para ver quienes tienen el privilegio de
poder vivir del otro lado, en alta mar, donde todo parecería ser maravilloso,
pero –de ahí el título- sólo el 3 % de ellos lo logrará.
Si te gusta la ciencia ficción, te va a gustar. Si te gustan los reality
shows, te va a gustar, si te gustan las novelas brasileras, te va a gustar.
Un detalle más. César Charlone, director de fotografía en Ciudad de Dios, y director de la
uruguaya El baño del papa, es el
director general.
The OA
Una perlita esta novedad de Netflix. Voy a contar poco, ya que es difícil
decir algo sin caer en contar lo que no se debería anticipar. Sólo dos observaciones.
Rescato la centralidad de la oralidad, Prairie-Nina-The OA nos mantiene a los
espectadores y a sus cinco elegidos pendientes de su narrativa cual una
Sherezade postmoderna. En The OA se
cuenta una historia maravillosa –en el más amplio sentido de la palabra- que va
desenvolviéndose de a poco, con algunas referencias borgianas.
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