lunes, 26 de diciembre de 2016

Revolución Netflix

Netflix revolucionó el entretenimiento. Ahora podemos ser cada uno de nosotros los Yankelevich, los Suar, nuestros jefes de programación. Mejor aún, porque programamos lo que queremos ver no para un canal sino para nosotros mismos, a nuestro gusto e piaccere. En mi caso, dejé de pasar por el puestito de dvds piratas (de donde vi The Sopranos, Breaking Bad, Game of Thrones, y unas cuantas películas) y le saco el jugo a Netflix lo más que puedo.
Vikings, Better Call Saul, House of Cards, Black Mirror, Gravity Falls, Dexter, Stranger Things, Narcos, Mad Men, Marco Polo, y Luther son algunas de las que ya vi. Entre ellas, varias todavía con temporadas pendientes. Muchas veces la espera se hace larga, pero siempre hay algo interesante, nuevo o viejo, para ver.

Justamente ahora estoy mirando una serie que muchos de ustedes ya vieron y están siguiendo la sexta temporada por televisión, pero que yo me decidí a verla por el revuelo en twitter el día que arrancó la última temporada. Vi también en un par de días una novedad, una serie de ciencia ficción sudamericana. Y además estoy enganchado con una de las últimas series que lanzó Netflix: The OA.

TWD
Empecemos por la que menos me gusta, pero eso de no poder sustraerse –a veces- de lo masivo me hizo empezar a verla. Vi las primeras tres temporadas de la serie de los zombies, y si bien me tiene enganchado, tiene varias cosas que detesto.
Uno: el protagonista, Rick, no se saca la gorra ni en ese mundo que se fue al carajo. No podés, es infumable. No hay necesidad de andar matando zombies vestido de cana.
Dos: en mi opinión todo es una gran metáfora de la sociedad norteamericana que no tolera nada que se desvíe de lo preestablecido y entonces, desde el miedo reacciona de la forma más violenta posible


Y por último, muestra, como en infinidad de películas y series, el amor, la adoración que los yanquis sienten por las armas. A nadie se le ocurre buscar la solución desde la ciencia o de la forma más pacífica posible. Hombres de toda edad, mujeres y niños, agarran los fierros y andan a los corchazos sacándose de encima a los caminantes, y si no hay balas unos palazos en la cabeza o puñaladas que entran por un ojo y salen por la nuca. Una belleza.

The Walking Dead envía múltiples mensajes, uno más equívoco que el otro.

3%
Esta serie es ciencia ficción, es una trama atrapante, es también el resultado de la combinación de varios factores: producción millonaria de Netflix y laburo (actuaciones, guión, dirección) sudamericana.
En la sociedad que se describe, la mayoría de la población vive en un mundo muy parecido a una gran favela. Al cumplir 20 años, los jóvenes son convocados a una serie de pruebas para ver quienes tienen el privilegio de poder vivir del otro lado, en alta mar, donde todo parecería ser maravilloso, pero –de ahí el título- sólo el 3 % de ellos lo logrará.


Si te gusta la ciencia ficción, te va a gustar. Si te gustan los reality shows, te va a gustar, si te gustan las novelas brasileras, te va a gustar.
Un detalle más. César Charlone, director de fotografía en Ciudad de Dios, y director de la uruguaya El baño del papa, es el director general.

The OA


Una perlita esta novedad de Netflix. Voy a contar poco, ya que es difícil decir algo sin caer en contar lo que no se debería anticipar. Sólo dos observaciones. Rescato la centralidad de la oralidad, Prairie-Nina-The OA nos mantiene a los espectadores y a sus cinco elegidos pendientes de su narrativa cual una Sherezade postmoderna. En The OA se cuenta una historia maravillosa –en el más amplio sentido de la palabra- que va desenvolviéndose de a poco, con algunas referencias borgianas.  


lunes, 29 de agosto de 2016

Fin de semana largo en General Belgrano

Una ventaja de General Belgrano es su cercanía al GBA. 160 km de ruta, de los que más de las dos terceras partes son por autopista. Salimos de San Martín a las 8:00 y antes de las 10:00 de la mañana ya estábamos por allá.
Parece que el durante fin de semana largo de agosto a todo el mundo se le dio por ir a Gral. Belgrano. Usualmente solemos reservar antes por booking, trip advisor o algún sitio similar, pero esta vez nos lanzamos sin nada. Generalmente, cuando viajamos con reserva, una vez en el destino, descubrimos que hay plazas similares disponibles a un mejor precio. No fue este el caso, casi nos quedamos sin cama. Brisas del Chadi, lleno, San Benito, lleno, Los Troncos y Costas del Salado, llenos. Tal vez, sea el momento de darle una oportunidad a AirBnB la próxima.
Finalmente en una de las cabañas de turismo del municipio nos consiguieron alojamiento en una de las cabañas de Finca La Elvira: $600 la noche, 50 más por la ropa blanca. Las cabañas, hermosas, lástima que no fuimos preparados para este tipo de alojamiento, pero son muy recomendables si ya vas con la idea de alojarte allí. Además Rosa, la dueña, muy amable.
Hace dos años, en la Semana Santa de 2014 para ser precisos, volviendo de Tandil por la 74 y la 29 paramos en el cruce de la 41, en la entrada de Gral. Belgrano, a comer en la Parrilla Los Cardales. Recuerdo que tardaron una barbaridad en traer la comida que, para ser sincero, tampoco era “el asado”. El sábado al mediodía volví a darle una oportunidad. Volvieron a tardar, con el agravante de traer la provoleta dura como una suela, y en vez de vacío nos trajeron tres churrasquitos, finitos, chiquititos, muy chiquitos. Así que, amigos, amigas, desde acá no recomendamos la Parrilla Los Cardales.
A unos 20 km. Por la 41 hacia el este se encuentra el bosque encantado y el casco de lo que fuera la estancia Santa Narcisa. Estas tierras tienen una linda historia detrás: en agosto del 83, en la agonía de la dictadura, el entonces gobernador de facto tenía la determinación de vender por monedas ese lugar a un privado. El pueblo todo de Gral. Belgrano se movilizó ese 2 de septiembre en lo que se conoció como “El Pueblazo”. No sólo no se vendieron esas tierras, sino que allí hay hoy una escuela agraria, en el casco de la Santa Narcisa funciona hoy el Museo de las Estancias, y muchos turistas van para recorrer los senderos del Bosque Encantado, donde además de ver exóticas especies de árboles se puede pasar una linda mañana haciendo senderismo y mateando.
Un gran lugar para cenar es El Almacén. Es un restaurant con una carta de excelencia, a la vez es una especie de museo campero. Los anaqueles con botellas de brebajes alcohólicos de todo tipo y época, tarros para galletitas, sifones, almanaques antiguos con ilustraciones de época y motivos gauchescos. Es una cita obligada si pasás por General Belgrano. A nosotros nos pasó que por no tener reserva nos mandaron a un subsuelo con cuatro mesas, también con elementos de museo, pero sin la amplitud del salón principal. Yo cené pejerrey tibuchá miní, Laurita unos agnolottis que se veían de lujo.
Un lugar muy recomendado son Los Vagones que están en la Plaza central de la ciudad. Esa plaza –no recuerdo el nombre- es el predio que rodeaba la vieja estación ferroviaria. Digo vieja estación porque en Argentina pasó el menemismo y muchos ramales de trenes dejaron de funcionar. Hace más de 20 años que no llega el tren a General Belgrano. Muchos pueblos del interior tienden a desaparecer cuando el tren deja de pasar, no fue el caso de Gral. Belgrano gracias a su cercanía con el conurbano y la conectividad vial que le dan las rutas 29, 41, y también la 3.





La cuestión es que en ese predio que rodea las vías muertas hay un grupo de vagones reciclados en puntos gastronómicos. Nosotros visitamos el que se llama Frida el domingo por la mañana y desayunamos ahí. Muy pintoresco, por dentro y por fuera, pero el desayuno nada del otro mundo. De hecho, comí uno de los waffles más duros de los que haya noticia.
Desde hace un par de años hay un motivo más para visitar Gral. Belgrano: las Termas del Salado. Su cercanía es la enorme ventaja que tienen respecto de las más cercanas de Entre Ríos. El punto negativo es que aún no cuentan con una infraestructura para albergar a una afluencia grande de turistas. Y puede pasar lo que nos pasó a nosotros, cuando nos acercamos el domingo al mediodía ya estaba en toda su capacidad y ya no se permitía el ingreso de nadie más. Así que la visita a las termas será en otra oportunidad.
Sin poder ingresar a la termas, hice un pequeño paseo. Tomé la 29 e ingresé a Villanueva, que es una localidad del Partido lindero de General Paz y regresé por un camino mejorado que vuelve a cruzar el Río Salado, y donde hay un camping en el que muchas familias pasan el día de pesca.
Además, me enteré que Villanueva rivaliza con General Belgrano por el Pato. El superclásico del deporte nacional, me dijeron, es entre El Siasgo, original de Villanueva y compuesto mayormente por peones, y Barrancas del Salado, equipo de terratenientes de Gral. Belgrano. Dicen que se sacan chispas cada vez que se enfrentan.
No nos quedaba mucho por hacer. Hasta que en el potrero que está frente a las termas vimos que estaban haciendo parapente. Nos acercamos y hablamos con Pucho, de Parapente Límite. Laura, entusiasta de lo extremo, fue la primera en realizar el vuelo sobre el Río Salado y la ciudad. Por mi parte, yo le advertí que estaba con un sobre peso importante y me tranquilizó: “No te preocupes, las condiciones de viento son ideales y yp llegé a levantar personas de hasta 130 kg. Cuando me llegó el turno, uno de los que asistían a Pucho le dijo: “No regalés pista y van a levantar bien”, lo que me causó mucha gracia.
Hice el vuelo duro como rulo de estatua, pero la sensación y las vistas desde la altura son inigualables. Encima, ya estaba oscureciendo y pude ver General Belgrano iluminado mientras sobrevolábamos el Salado. Y lo lejos, las luces de Chascomús, y hacia el otro lado las de San Miguel del Monte. Los diez minutos de parapente se hacen interminables y al aterrizar la sensación es de alivio. Listo, ya hice algo que podríamos llamar deporte extremo. Y hasta ahí creo que llego.

Era la última noche y fuimos a cenar al Restaurante La Confianza. Está a unas 20 cuadras saliendo del pueblo, es una casona en una esquina en un cruce de tierra, a 1,5 km. de la 41 y a unos 2,5 km. de la 29. La comida y la atención, excelente. Una muy buena carta de vinos, con precio y calidad, y un ambiente acogedor. Además está a apenas dos horas, ideal para una cita romántica.






miércoles, 3 de agosto de 2016

Azul: Hablamos con Victoria Martínez, una de las funcionarias renunciantes tras la traición del intendente Hernán Bertellys

Recorrer las rutas de la provincia nos lleva a conocer lugares distintos, pero también a interiorizarnos de la situación política de cada lugar. En nuestra visita Azul, nos llevamos la sorpresa de enterarnos que el intendente Hernán Bertellys, quien llegó al cargo en la boleta del Frente para la Victoria, se pasó a Cambiemos. Así como escucharon, el campeón de la traición es de Azul.
El lunes 25 de julio en el bar del Gran Hotel Azul, pudimos concretar una entrevista con Victoria Martínez, ex Directora de Educación del municipio y una de las funcionarias que presentó su renuncia tras el cambiazo del intendente.


ViajesKolu: ¿Cómo es la situación política actual en Azul?
Victoria Martínez: En Azul teníamos un municipio del FPV, un intendente que llega ganando las PASO del FPV, y luego de seis meses de gobierno baja la gobernadora a la sección y el intendente decide pasarse abiertamente al frente Cambiemos, así que hemos tenido una especie de viraje de 360 grados.

ViajesKolu: ¿Alguna lectura respecto a este viraje del intendente Hernán Vertellys en apenas seis meses?
Victoria Martínez: Básicamente y de forma sencilla hay dos lecturas. Por un lado un intendente que llega de la mano del FPV, pero que no tiene convicciones puntuales que tengan que ver con el kirchnerismo o el peronismo, entonces esto le permite moverse en una supuesta gestión a favor de la gente que va más allá de cualquier convicción y que lleva a traicionar el voto popular. Eso por un lado, y por otro lado hay una lectura de una decisión totalmente apresurada e innecesaria, inconsulta con todo el gabiente. Yo en ese momento era parte, no se consultó a nadie, y no es necesario, el intendente tiene la potestad de tomar esa decisión, pero bueno, es un error, más allá de las convicciones, apresurarse de esta manera porque no es bien recibido dentro de la totalidad del PRO, al que se une, es totalmente repudiado desde el peronismo, de no aceptar las decisiones como Alfonsín lo dice desde el radicalismo. Así que el intendente ha quedado en una situación en la que deberá ver cuál es su juego político más allá de la espera de los bienes que la gobernadora mande para la ciudad, si no va a quedar en una situación muy complicada.

ViajesKolu: ¿Y con respecto a tu actitud de renunciar inmediatamente a tu cargo de Directora de Educación, se dieron otros casos en el gabinete?

Victoria Martínez: Sí, renunció el Coordinador de Derechos Humanos, la Directora de Presupuesto, el Delegado de Cacharí, también renunció el Subsecretario de Legal y Técnica. Básicamente, éramos gente que veníamos del peronismo, del kirchnerismo, con militancia fuerte, y el resto del equipo del intendente no venía con esa misma línea y se ha quedado. Ahora hay mitad de gente del intendente, mitad de Cambiemos asumiendo en estos días en distintas áreas. Puntualmente el área de economía que hoy está en manos del PRO.

ViajesKolu: Por último, ¿cuál es el panorama político de la sección séptima con miras al 2017?
Victoria Martínez: Creo que va a estar complicado, que hay cierta fragmentación –que ya la veníamos viendo desde la elecciones del año pasado- y también hay intereses acá en la séptima que tienen que ver con los personalismos, que van más allá del partido y que creo que van a terminar, en algún punto, perjudicando esta decisión que el intendente ha tomado, y esperemos que nosotros podamos rearmarnos. Ya estamos trabajando con los compañeros para eso, para tener posibilidades. Creo que va a haber posibilidades.

viernes, 29 de julio de 2016

Azul

Una vez más el placer de tomar las rutas bonaerenses, y cortar campo hasta alguna localidad de nuestras pampas. La Riccheri, la autopista Ezeiza-Cañuelas, hacer el zigzag en Cañuelas que pasa por una especie de castillo abandonado que anuncia desde hace años birra y pizza por 3,50 $ justo donde tomás la Ruta 3. Nuestro destino, esta vez, la ciudad de Azul.
Llegamos la noche del domingo 24 de julio, tomamos las reservas que teníamos en el Gran Hotel Azul, y salimos a buscar dónde comer. La búsqueda no arrojó resultados, pero pudimos dar un breve paseo en auto dentro del Parque Municipal Domingo Faustino Sarmiento y una caminata por la particular plaza General San Martín. Finalmente cenamos en el hotel. Estaba fresco pa’ chomba, buzo y camperón con capucha.



Corredor Ruta 80

El lunes por la mañana nos propusimos ir a Boca de las Sierras. El mismo está sobre la Ruta 80, que une la Ruta 226 con la localidad de Pablo Acosta. Ese trayecto es especial para explotarlo turísticamente. En pocos kilómetros están Boca de las Sierras, el Monasterio Trapense y el Viejo Almacén en Pablo Acosta.
En Boca de las Sierras hay unas esculturas de Regazzoni representando un malón. El parque, de administración municipal, estaba cerrado (calculo que por ser invierno), pero entiendo que allí se puede practicar senderismo.




A un par de kilómetros de allí, está el Monasterio Trapense, que es una cápsula de tiempo. Entramos y los monjes estaban rezando y cantando. Era como estar dentro de una iglesia en la Edad Media. Los monjes se levantan 3:30 y se van a dormir a las 19:30. Viven de lo que producen. En la portería se vende miel y tortas galesas, entre otras cosas.




El corredor terminaría en Pablo Acosta, donde Viviana y Fabián te reciben con gentileza en el Viejo Almacén.





El Viejo Almacén, Pablo Acosta

Pablo Acosta, nos cuenta Viviana, es un pueblo de apenas 28 habitantes. El centro de la vida del pueblo pasa por El Viejo Almacén, el emprendimiento que junto a su marido Fabián iniciaron una década atrás. Era lunes por la mañana, hacía frío, y hasta ahí habíamos llegado con Laura. El lugar estaba cerrado, pero al asomarme noté movimientos y nos abrieron. Allí tomamos el café de filtro más rico en un buen tiempo. El local está decorado con viejas pubicidades, y motivos camperos. Un empleado alimentó con más leña la salamandra que daba más calidez al lugar. Viviana nos mostró el salón contiguo, que en los fines de semana funciona como restaurant, donde la especialidad son las picadas con los salamines que elabora el mismo Fabián. El domingo, nos cuenta, atendieron a más de 100 persona. Llega gente de todos lados los fines de semana. Atrás de El Viejo Almacén hay dos cabañas para quienes quieran pasar la noche en el lugar.




Le preguntamos a Viviana por una construcción grande que se ve al entrar al pueblo y nos cuenta que esa era la embotelladora de agua mineral. “Por acá abajo hay un manantial, el agua es riquísima, es la misma que nosotros tenemos de la canilla. La embotelladora tuvo que cerrar porque no se puede competir con las grandes marcas”. En ese momento llegó Fabián, quien venía de limpiar las cabañas, y nos saludó con la misma amabilidad de Viviana. Antes de irnos pedimos un vaso de agua, y sí, estaba riquísima. Con Laura nos prometimos volver algún fin de semana a probar las picadas con alguna cerveza artesanal.





Salamone

De nuevo en Azul, yo quería conocer la fachada del cementerio. Yo ya había visto algún trabajo de Francisco Salamone en Saldungaray, en Tornquist, en Rauch, pero la entrada del cementerio de Azul, con su Ángel Vengador custodiando la entrada y el monumental RIP en mármol negro, es imponente.
La entrada al Parque Municipal Domingo Faustino Sarmiento también está intervenida con dos torres de Salamone. 






Y por último, la Plaza San Martín, ubicada frente a la catedral de estilo gótico, se destaca por ser única en su género. Francisco Salamone la pensó hasta el último detalle. Desde las luminarias y los bancos hasta la fuente con a estatua equestre del Padre de la Patria. Sus baldosas con guardas onduladas negras, grises y blancas, ordenadas simétricamente dan la sensación de estar caminando sobre un suelo con relieve ondulado. Algunos caminantes incluso se marean al caminarla. Vista desde arriba (yo no pude entrar a la torre Millenium para tomar una foto desde allí, pero sí lo hice desde el cuarto piso del Gran Hotel Azul) la plaza parece ser una pirámide que culmina con la estatua de San Martín en su cima.





Azul, ciudad cervantina

Desde el 2007, Azul fue declarada ciudad cervantina. Y desde entonces cada año se organizan eventos académicos alrededor de la figura del autor del Quijote. Además, en Bartolomé Mitre y Catriel, frente al arroyo Azul, hay esculturas del Don Quijote, Sancho Panza, y Dulcinea, realizadas por el artista Regazzoni, quien para muchos es un genio, y para otros un ladri que con chatarra hace esculturas. Desde esa misma plaza también se ve un mural quijotesco de Miguel Rep.






El potencial turístico de Azul es inmenso, el corredor de la Ruta 80, la huella de Salamone, Azul ciudad cervantina, hacen de esta ciudad un destino atractivo para cualquiera.



martes, 26 de julio de 2016

Bicentenario en San Pedro

El fin de semana del Bicentenario escapamos a San Pedro. Nos alojamos en el Barrancas Hotel, un apart cómodo y accesible. Teníamos viernes, sábado y domingo.



Lo primero para destacar es el fortuito descubrimiento de un postre de origen mallorquí, la ensaimada. Y, hete aquí, que San Pedro es la capital nacional de la ensaimada. Es una masa suave, con grasa de cerdo, que se hornea en forma espiralada, y luego se rellena con crema o, como corresponde a nuestras pampas, dulce de leche. Es bien suave, se te desarma en el paladar, y su sabor es dulce sin llegar a ser empalagoso. Una delicia. En San Pedro se consiguen en varios lados, pero los dos puntos más importantes son La Ensaimada, Mitre y Boulevard Moreno, y La Perla, a cuadra y media del otro en Mitre 945. Tanto a Laura y a mí nos gustó más la ensaimada de La Ensaimada. Así que si andás por San Pedro, además de naranjas, quesos, salamines, y jaleas, no podés dejar de pasar por ahí y degustar una ensaimada o llevarte algunas para regalar, te aseguramos que quedás re bien.









Luego visitamos el Buque Museo ARA Comandante General Irigoyen. Estábamos fuera de horario, pero igual pudimos recorrerlo gracias a la amabilidad del cuidador. Por la noche cenamos una parrillada en La Querencia, no fue el mejor asado de mi vida, pero bien.



El sábado, 9 de julio de 2016, a doscientos años de nuestra Declaración de Independencia, queríamos vivirlo en un lugar donde se respirara orgullo por nuestra Independencia (todavía no sabíamos que Macri esa misma mañana diría desde Tucumán que los congresales de 1816 “sentirían angustia de separarse de España, querido rey”). Así que enfilamos por la mañana al sitio en el que el 20 de noviembre de 1845 se defendió con bravura nuestra soberanía, Vuelta de Obligado. Allí, aparte de un renovado museo que rescata la memoria de esa batalla, está emplazado un grandioso monumento inaugurado por Cristina el 20 de noviembre de 2010. Sobre una gran estrella federal hay una escultura que simulan las cadenas que bloquearon el paso de la flota anglofrancesa y la efigie de Juan Manuel de Rosas. Es una visita que vale la pena.





Después de Vuelta de Obligado hicimos una pasada por la localidad de Gobernador Castro y enganchamos un desfile tradicionalista por el Bicentenario.















Por la tarde, nuevamente a degustar ensaimadas con un café. Y luego visitamos el Museo Histórico Regional “Fray José María Bottaro”. El lugar está bien, aunque tal vez un poco desordenado. Allí se puede ver, entre otras cosas, la pintura original del escudo del Partido de San Pedro, y la bandera de la Confederación Argentina que nos representó en la Batalla de Obligado.















No nos quedaba tiempo para más museos, que los hay bastante, y además –por si fuera poco- Laurita se esguinzó al caer en la vereda rota al salir del Museo Histórico Regional. Visita al hospital de San Pedro para quedarnos tranquilos, y a la farmacia para comprar una venda elástica. El sábado lo terminamos cenando en La Mulita, un restó que está en el Hotel San Pedro Palace. Cenamos bien, pero el tiramisú, según Laura no era tiramisú, sino crema con vainilla si nada de café.




El domingo emprendimos el regreso. Primero, obviamente, pasamos por La Ensaimada. Luego, camino a Río Tala compramos salamín y queso para una picadita, y naranjas en almíbar. Paramos a almorzar en una parrilla de Río Tala, que recomiendo con ganas: Los Abraham. Sistema de parrilla libre, chori, morci, chinchu, riñón, cordero, pollo, asado, vacío, y si te da el cuero podés seguir.


lunes, 18 de julio de 2016

Montevideo, cuarto día

Último día en Montevideo. Por la mañana salimos de nuevo a recorrer en auto la ciudad. En esta ocasión nos fuimos hasta Carrasco para conocer, a pesar del frío, este barrio de playas sobre el río. Regresando para el centro paré en una vinería para llevar unos Tannats. El Tannat es a Uruguay lo que el Malbec a nosotros. Otra uruguayada que quería probar era el postre Chajá, por suerte en Buceo hay una sucursal de esta franquicia nacida en Paysandú y ahí pudimos probar el famoso postre, mucho dulce, mucho merengue, muy recomendable.
De regreso al hotel paramos en la Intendencia tomamos más fotos de Montevideo desde su mirador.
A la tarde hicimos la visita guiada al Teatro Solís. Es un paseo que vale la pena. Por la noche vimos la obra Los heridos, en una de las salas del Solís, no en la principal sino en la blackbox.
















La noche la terminamos a asado en La Pulpería, una parrillita que si visitás Montevideo no podés dejar de visitar.